Isabel Coixet es una directora barcelonesa con marca registrada, sumamente valorada y a la vez criticada luego del film “
La vida secreta de las palabras“. Esta vez se arriesga con un drama basado en la novela de Philip Roth, “El animal moribundo”. Ambos títulos, el del libro y el de la película, parecerían inducir al tema central que no es tan evidente como parece para los que no la vieron.
David Kepesh, interpretado por el siempre correcto pero carismático
Ben Kingsley, es un profesor universitario. Literato y mujeriego, es el típico separado solterón que no sabe enfrentar más compromisos que su trabajo. Mal padre y excelente amante mantiene casuales encuentros quincenales con la única mujer que le soporta sus términos quizá por ser su versión femenina (
Patricia Clarkson). Cuenta con un único amigo y confesor, poeta y reconocido como él, George, personaje genial que será su verdadero puente a la realidad de la madurez, interpretado por un irreconocible
Denis Hopper. Cuando Consuela, una joven de familia cubana, entra en una de las clases de Kepesh, este inmediatamente incursiona en una relación que poco a poco lo llevará por el camino del crecimiento.
Penélope Cruz debo decir que me dejó pasmada en su papel. Quizá por no haber tenido papeles donde pudiera desplegar su histrionismo, realmente se muestra como la más profesional de las actrices.
El argumento apunta a reflexionar sobre el paso del tiempo, la vejez, las relaciones afectivas, las pruebas que la vida pone para evolucionar. Poética, profunda, lacrimógena, quizá atosiga un poco en escenas innecesariamente emotivas y duras, pero nada de esto quita valor a una pieza que se destaca como lo mejorcito que anduvo dando vuelta en el género recientemente. Para ver con carilinas a mano, muchas y debatir ciertas ideas que se plasman sobre la vida y la muerte, es para verla en compañía.
